Bailan en las noches místicas los cuerpos sin alas
para mitigar la dictadura de la gravedad, bailan.
Bailan al ritmo que mueve músculos sediciosos
ahuyentando gallinas escondidas entre los tobillos, bailan.
Bailan sin castas, en el milagro de una contorsión
representando la mímica de la existencia, bailan.
Bailan migran sentimientos con sinópticos destellos
escriben historias en el aire con las manos destapadas, bailan.
Bailan zapatean la miseria en un instante de éxtasis
descalzos, con tacos, en la tierra apisonada, sobre el parquet lustrado, bailan.
Bailan se agitan barriendo las luces, des dibujando los techos
como si el misterio fuese perderse de la propia sombra, bailan.
Bailan transpiran alegrías que minan
aventuras rutinarias de milonga suburbanas, bailan.
Bailan disueltos en la misericordia de una coreografía
pendiente del detalle mínimo de una cadera fugitiva, bailan.
Bailan, rose milímetro, caderas descoyuntadas
mimetismo seductor impuesto por las miradas que también bailan.
Bailan minando las fuerzas hasta que la música se escapa
y el rito milenario latente descansa, todos bailan.
Bailan sueñan nuevos amaneceres, quizás nuevos bailes
las notas flotan, los oídos se arrastran, hasta la mismísima muerte
en punta de pies baila.