Comencé a escribir en la década del ochenta, en el siglo pasado (dicho de esta forma repercute como un hecho ancestral); si bien manejo las nuevas tecnologías muy bien, siempre tuve la idea de que lo escrito debía publicarse en papel. Pero, todos los que han intentado lo saben, publicar no es fácil y mucho menos si uno vive alejado de los centros literarios. A pesar de haber participado en algunas antologías y revistas y haber ganado algún que otro concurso no creo que nada se compare al sentimiento de ser el protagonista de la tapa de un libro.
Pero más allá de delirios personales, de la lujuria de la fama y el egocentrismo tira bombas que cacarea la propia supremacía de su pensamiento, la pregunta motora de la escritura está ahí: ¿par qué se escribe? (por favor no piensen en la respuesta top de los escritores “para exorcizar fantasmas”).
Para responder la pregunta expuesta tomo como supuesto la idea de que uno escribe para otro (aunque a uno le apene lo que ha escrito, como a mí) y si es así lo que uno está tratando de hacer es de presentarse, de decir ¡“mírenme”!. Y puedo aceptar que ese “míerenme” puede estar dicho con la mayor humildad o la más pesada petulancia pero siempre se trata de decir” acá estoy”.
Tras los pasos de este razonamiento, un tanto errático, es que decidí salir a mostrar lo que he escrito durante tanto tiempo y decir mírenme acá estoy.
En cuanto al por qué escribo, es decir, esencialmente qué me ha llevado a elegir esta forma de presentación mi teoría es simple: escribir es una bella forma de pasar el tiempo.
Este es el pensamiento a seguir tras la creación de este blog el cual se ira desenvolviendo a medida que el tiempo transcurra.
LA CARA CONTRA EL PISO
Vi al chico de diecisiete años en el piso, unos minutos antes me había arrebatado el celular, al escapar un vecino lo había reducido tirándolo al piso y apoyándole la rodilla en la nuca. El pibe me decía que no había hecho nada, que lo dejaran ir.
Vi a mi vecino, un hombre retirado del ejército, insultarlo de arriba abajo: “cállate maricón”,” no que sos tan machito para robar”, “ahora te pones a llorar como una nena”, y a la vez intercalar alguna frase dirigida al público que ya se estaba reuniendo: “la juventud de ahora no sirve, está rota”
Vi a la gente reunirse y también insultar al ladrón, cierto brillo en sus ojos delataba satisfacción de ver al pibe tirado en la calle la cara contra el piso.
Vi al chico nuevamente, lo conozco, es de la zona. El pibe ha vivido toda su vida en la calle, en su casa están su madre y sus cuatro hermanos. Dejó la escuela hace rato y se pegó al grupo de los vagos del barrio: esos que miran pasar todo, viven de changas o subsidios y, por qué no, uno que otro arrebato. A mí nunca me falto el respeto, más de una vez lo contraté para que me hiciera trabajos de limpieza en el fondo o en la vereda.
Por un instante se me ocurrió poner la cara contra el piso y ser el pibe chorro. Escuchar como todos me insultan: el gallego de la verdulería el mismo que me pagó un trabajo con verdura podrida, la vieja de la otra cuadra que explotó a más no poder la necesidad de trabajar de mi vieja, la maestra de en frente que vive de parte de enferma y está más sana que cualquiera, el milico que se cree la gran persona y la tiene encerrada a su mujer. Me doy cuenta que no puedo ponerme en su piel por qué esos reproches son más míos que de él; aunque el pibe los debe intuir, debe ver todas esas pequeñas y cotidianas perversidades, como sombras detrás de bambalinas.
Llega la policía, el agente me explica que tengo que hacer la denuncia, lo meten al móvil, el chico está resignado. Es menor de edad, se lo restituirán a la madre, yo iré a la comisaria, pero no haré la denuncia, recuperaré el teléfono y me iré a casa. Todo el barrio protestará por que entran por un lado y salen por otro y seguiremos alentando nuestras pequeñas miserias cotidianas. Lo cierto es que el ejercicio de ser el pibe chorro me dejó aún la sensación de tener la cara contra el piso.
INODOROS BLANCOS
En la cárcel de nuestras funciones más básicas
Los pantalones están clavados
Al escurridizo piso
Por dos piernas que piensan
La soledad humectando los azulejos
Recicla sueños-pesadilla
En la ignorancia de lo evacuado
Buscando el futuro en revistas viejas
Inodoros blancos, por qué blancos
Bajo el sol de verano
Ideas que se acolchonan en las toallas
perros ladrando a espectros espantados
Que pululan por los jabones y la crema dental
Ideas equilibristas en el borde
Del lavatorio posmoderno
Inodoros blancos, por qué serán blancos
Bajo el sol de verano
Ocultando nuestra fragilidad
En un campo sembrado
De rodillas peladas.
. Guía tentativa sobre las cosas que se deberían hacer para cuando pase la pandemia
Esta es una guía tentativa sobre las cosas que se deberían hacer para cuando pase la pandemia, no incluimos los consejos de ninguna organización mundial, tampoco de ningún ministerio de salud o galeno conocido. Los puntos recomendados son los siguientes:
1- Lo primero que sugerimos es tener varias sesiones de abrazo-terapia con aquellas/os a quiénes no hemos podido abrazar durante todo el tiempo de cuarentena. Lo ideal es que se prolonguen en el tiempo, que no prescriban y vuelvan a ser un ritual. Para aquellos que consideren no tener con quien realizar la terapia, que se decidan a proponerlo a esa persona a quien nuca le confesaron los deseos de abrazarlo o a quien le negaron alguna vez los brazos... no abrasen por abrazar, respiren hondo y sientan la otra vida palpitar pegada a la suya...
2- Nuestra segunda recomendación apunta al sexo, si al sexo. Aconsejamos una sesión a conciencia ¿Qué quiere decir esto? deben hacerlo con los ojos abiertos mirando al otro, intentando hacer sentir al otro único, esencial. Dos cuerpos desnudos, que se brindan placer uno al otro, sin egoísmo, sin buscar el propio placer de eyacular por eyacular, debe devolvernos la humanidad perdida y rescatar al otro como una forma de rescatarnos a nosotros mismos. Quien no tenga una persona para realizar este paso le urgimos a que busque un cuerpo dispuesto a sanar heridas y de no lograrlo apuntamos a que refuerce los otros consejos
3-Nuestra tercer recomendación es propedéutica: tiene que ver con que debeos comenzar a oír mas que a hablar, a intentar entender antes que prejuzgar, a valorar antes que despreciar. Es importante no saltearos este ítem, pues de esto depende el ahogamiento de nuestro egoísmo existencial ¿Cómo podremos mejor nuestro mundo social sino escuchamos al otro? Por supuesto debemos olvidar lo que nos han enseñado: nuestra vida no depende solo de nosotros mismos, no podemos ver la realidad desde la vereda de enfrente, jamás estamos del otro lado, somo parte del problema y de la solución por acción u omisión
4- Plantar un árbol, la tierra no nos pertenece, nuestro propio cuerpo le servirá de abono, plantar un árbol, una flor, cultivar nuestro alimento, es buen ejercicio pensar que hace cinco siglos la tierra que pisamos no era nuestra ni de nadie y que dentro de cinco siglos mas tal vez nadie pueda reclamarla.
5- Hacer un nuevo amigo de cualquier condición, nadie te pertenece pero uno puede formar parte del otro, somos fragmentos de memoria, la única eternidad a la que estamos adscriptos, una inmortalidad efímera pero honrosa
6-Sentarce con una cerveza (léase cualquier bebida que gusten)junto a los viejos y nuevos amigos a dejar pasar el tiempo mirando como el mundo se estrella en sus contradicciones.
7-Amar sin restricciones, dejemos los recortes para los economistas y sus quimeras
8-Vivir superando los miedos, siempre nuestros temores son prescritos, alguien con malicia, en una oficina oscura nos los recetó con la autoridad del amo que se sienta a la sombra de un árbol a ver como trabajan sus esclavos
9-Cultivar la paciencia, si bien no es una planta es una buena medicina contra nuestra propia estupidez de creer que los demás son estúpidos y nosotros somos ese ser especial que vive en el país de nunca jamás
10- Pueden seguir estos consejos en orden o desorden, pueden no seguirlos (creyendo en una forma de libertad libre que los habilita a ser dueño de todos y todas), pueden cumplirlos parcialmente o imparcialmente, pero de lo que deben estar seguros es de que los barbijos no aseguran la inmunidad y lavarnos las manos no salvaguarda nuestra vida ni la de los seres que amamos
Oscuridad
Las luces salpican el
parque y lo visten de lunares, diferentes tonalidades de negro compiten como en
un concurso de belleza: el negro alquitrán debajo de un arbusto, la antracita
detrás de una estatua, el negro asfalto en el codo de una calle interna, el
negro azabache sobre la copa de los árboles, el negro azulado en el cielo casi
invisible y el negro betún con la brea mezclándose entre los troncos del
bosque. Una mujer joven espera en un banco con las manos entrelazadas, como si
estuviera rezando. Hay poca gente en el gran espacio verde. A fuera del parque,
como si hubiera otro universo, los autos y su frenesí de bocinas intolerantes, los
colectivos trasnochados y la gente corriendo a su casa para ganar un minuto de
descanso, porque mañana será otro día de trabajo.
La joven mira hacia un
lado y hacia otro, de repente, entre los retazos de oscuridad emerge un joven,
camina rápido, se dirige a donde está la mujer. La muchacha se pone de píe y da
dos pequeños pasos en dirección del hombre, al encontrarse se toman de las
manos, acercan sus rostros y se dan un beso. Se quedan inmovilizados por un
instante, se miran con mucha ternura, algo están diciéndose, pero es un secreto
porque hablan muy bajo.
Ella busca en su bolso…
saca un arma, apunta y dispara. El joven cae al piso, no se mueve, ella lo
observa por tres segundos, guarda el arma y se pierde entre el betún y la brea.
EL OTRO
El otro es un espejismo
soñado por un niño rico
un nombre en el olvido
un juego sin sentido
El otro es una sombra
un numero infinito
las hojas de otoño
el cielo sin estrellas
El otro puede gritar
para no ser escuchado
el otro no es siendo
viento, lluvia, frío.
El otro es uno mismo
lanzado al vacío
pequeñas ignominias
marcando los cuerpos
gobernados por el desvarió
La esquina
Diurno
Elástica, la mañana descremada
confirma la certeza con filo de espina
que los días son posibles gracias
a la magia de una cuantas leyes físicas
Azucarada, la mañana avanza
con la imperturbable cadencia
de dos enamorados bajo la cama
y un simple destino: disolverse
en las meridiana hora
de paso a la siesta.
APOCALIPSIS
Todo comenzó como algo pasajero, primero fue una simple
enfermedad viral, luego una epidemia regional y finalmente una pandemia. Los
primeros meses se resolvió con cuarentenas en cada país del mundo. También aplicaban medidas estrictas de higiene y una
conducta que se denominó aislamiento social. Los niños dejaron de ir a
clase y los adultos mayores no salían de sus casas. El
turismo y algunos servicios se vieron rápidamente afectados. Todo se
resumía en evitar la rapidez de los contagios y el colapso de los sistemas
sanitarios, hasta que llegara la vacuna. Algunos países apostaron a la
inmunidad de rebaño, por supuesto, no resultó. Se hablaba de economía o salud,
era muy raro la dicotomía entre la administración de la escasez y la
administración de la enfermedad. Nadie se dio cuenta que el sistema
económico-cultural en que estábamos inmersos no era adecuado a la enfermedad
que se enfrentaba ya que requería de un alto grado de individualidad, en tanto
enfrentar la enfermedad lo que demandaba era un alto nivel de conciencia
social. Si la libertad de un hombre estaba por sobre la supervivencia de la
especie no se podía esperar resultados positivos.
Luego de medio año en pandemia, comenzaron a salir con
premura las primeras vacunas experimentales. Al mismo tiempo se reportaron
casos de personas que habían tenido la enfermedad y volvían a contagiarse. La
inmunidad de rebaño no era efectiva. Pasó poco más de un año y sobrevino una
tercera ola de contagios. Las vacunas funcionaban bien, pero no protegían más
de seis meses. Los adultos mayores seguían siendo un grupo de riesgo, ante la
cuarentena extendida que sufrían los abuelos se registraron un aumento de suicidios
por depresión y un número creciente de personas que ya no guardaban el
aislamiento estricto.
La pandemia sino mataba por efecto mataba por
omisión, Los resultados de una encuesta corroboraban, según dijo el Director
General de la Organización Mundial de la Salud que gran número de personas con
enfermedades no transmisibles que necesitaban tratamiento (cáncer, enfermedades
cardiovasculares y diabetes) no habían recibido los servicios sanitarios y los
medicamentos que necesitaban desde que comenzó la pandemia.
Las economías no podían despegar, otro requisito
indispensable para el sistema imperante: desarrollo infinito. Los recursos
humanos acabaron por escasear. Se comenzó lentamente a entrar en anomia social,
solo una mirada retrospectiva permite dar cuenta de la estupidez reinante.
Nuestro amplio sistema de adaptación nos jugó una mala pasada, desde ese punto
toda situación anormal podía ser integrada como normal.
Las personas a sabiendas que era inevitable contagiarse
optaron por seguir con su vida normal: trabajando, reuniéndose, viajando.
Otro fenómeno imperceptible fue el regreso a las zonas
rurales, hasta territorios poco aptos para la supervivencia fueron
paulatinamente poblados.
El ser humano seguía siendo optimista, tenía mucha fe
en la ciencia. Cuando todo parecía encaminarse a la victoria sobre el virus
sobrevino una noticia inesperada: la enfermedad podía ser contraída por tercera
vez. Los primeros registros fueron dramáticos, el tercer contagio era el
vencido, la gente no se recuperaba. La
mortalidad era del 95%. Recién en ese momento, luego de más de dos años, las
personas, los gobiernos, los organismos internacionales y, sobre todo, las
multinacionales se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Era un maldito juego
de computadora, cada uno tenía dos vidas, la tercera era la vencida.
Todo empezó a colapsar, la anomía se hizo más palpable,
se primarizó la economía, algunos países se convirtieron en simples grupos
tribales luchando por la supervivencia. Comenzó la desintegración del comercio
internacional, La irrupción de los rebrotes de la enfermedad
se produjo en un contexto de debilitamiento del comercio mundial que se
arrastraba desde la crisis financiera de principio de siglo. La rápida
propagación de la enfermedad y las medidas adoptadas por los gobiernos tuvieron
graves efectos en las economías mundiales. Interrumpido gran parte de las
actividades productivas, primero en Asia y subsiguientemente Europa, luego América
del Norte y América Latina junto al traspiés que implicaba un cierre
generalizado de fronteras, primero, una apertura moderada después. Esto había
dado lugar a un marcado aumento del desempleo, especialmente en las potencias
hegemónicas, con la consecuente reducción de la demanda de bienes y servicios.
En este contexto, el producto mundial registraría su mayor contracción desde la
Segunda Guerra Mundial.
En esta coyuntura el volumen del comercio
mundial de bienes cayó un 29,7% con respecto al último año antes de que
comenzara la pandemia. La caída fue generalizada, afectando a las exportaciones
de los países del primer mundo. Los países en vías de desarrollo fueron de las
regiones más afectada. Solo las naciones
que guardaban cierta unión junto a la capacidad de producir alimentos y de
mantener en pie la industria primaria podían atravesar los nuevos tiempos con
algo de holgura para su población.
El crimen se organizó, se envía a matar contagiando al
rival que ya había tenido dos contagios, se
explotaba a la gente por la vacuna o para no ser contagiada. La vacuna comenzó
a subir de precio hasta ser valor de cambio y llegó el momento inevitable donde
casi fue imposible de conseguir.
La población mundial había descendido, luego de tres
años, un 30%. Y esto era un dato que también jugaba en contra para el sistema imperante
ya que necesitaba de un exceso de población. Pero este
descenso no era producto directo de la enfermedad, como dije sino te mataba por
efecto te terminaba matando por omisión. La enfermedad diezmó la población de
especialistas médicos, matándolos o haciendo que renuncien a sus puestos. Esta
carencia derivó en la falta de atención de muchas enfermedades y por lo tanto
en el resurgimiento de muchos padecimientos que habían podido ser controlados.
En algunos países afectó la producción de comida generando hambrunas, el declive
del comercio mundial afectó la distribución de medicamentos, aquellos estados
que no tenían la capacidad de fabricar remedios veían a su población enfermar y
morir. La tecnología dejó de avanzar con la velocidad que lo había hecho,
impidiendo dar mejores respuestas a los problemas que se enfrentaban. Las
sociedades más ricas del planeta no pudieron sostener el nivel de vida que
habían logrado y estuvieron obligadas a racionar los recursos, parte de la
población no lo aceptó y comenzaron a producirse luchas de secesión. Aquellas
que optaron por un sistema de reparto más equitativo de la riqueza y que ya
habían vivido, en el siglo pasado, los holocaustos de la guerra sobrevivieron
mejor al nuevo estado de las cosas, aunque con una población envejecida.
En nuestra región, los que nos adaptamos, formamos tres
grupos, aquellos a los que se les daba bien la agricultura, los que se
dedicaban a los animales de granja y los cazadores-pescadores (la disminución
de la población y de la circulación de personas había provocado un incremento
en la población de animales salvajes y por lo tanto este grupo era casi
imprescindible) Todos nos hicimos cargo de dos o tres
actividades, yo trabajaba por las mañanas diseñando estrategias para
redistribuir el territorio junto a un equipo interdisciplinario en el Estado,
en las tardes atendía mis huerta cuya producción alcanzaba para diez familias,
los fines de semana y algunas noches
entre semana participaba en un club. La
vida se había hecho más comunitaria y ante tantas perdidas los lazos se habían
fortalecido.
Hubo cosas favorables, nuestra cultura se enriqueció al
dejar de llegar contenido desde el exterior, los
fogones se convirtieron en una tradición, y los jóvenes se fueron volcando a actividades
artísticas con mayor entusiasmo, el quiebre en las necesidades y la
forma de vincularse de la población fue generando un cambio en la visión de la
realidad. Pero no todo fue color de rosas, ha habido
disputas sobre las propiedades que han quedado sin dueños, algunos casos
llegaron al enfrentamiento armado.
Al tercer año las cosas en la región se estabilizaban,
en el mundo las noticias que llegaban eran desalentadoras, guerras por los
recursos, explotación de poblaciones enteras, inestabilidad de las facciones
hegemónicas (el virus impedía la estabilidad en el poder de líderes fuertes. Cuando alguien llegaba al poder
y estabilizaba una situación de crisis se le acababan las vidas, no tardaba
mucho en contraer la enfermedad y morir, así dejaba un vacío de poder que era
vuelto a reclamar por otros líderes)
Hace seis meses llegó a la provincia un ejército
proveniente del centro del país. En un principio se
comunicó a nuestros gobernantes que la llegada era para apoyo y logística, pero
su misión era ocupar nuestra tierra para controlar los tres diques que estaban
en la pre cordillera. De un día a otro nos enteramos que el país se había
dividido y que el centro, que históricamente había sido
el territorio de nuestra oligarquía, planeó tomar el norte y el sur para
dominar los territorios por la fuerza. El razonamiento
era el siguiente: tenían una gran extensión de tierra fértil, pero entre la
demanda de su sector industrial y el agrícola no alcanzaba para mantener el
estándar de vida que habían llevado. ¿Cómo las familias más ricas del país iban
a trabajar la tierra? Siempre habían vivido de la renta, pero en los tiempos
que corrían, con las caídas de las exportaciones ¿quién alquilaría las tierras?
O ¿quién estaría dispuesto a producir excedentes si a lo que se encaminaba todo
era hacia una simple economía de subsistencia? Necesitaban mano de obra esclava
para sus tierras, para sus fábricas, para sus puertos. La única forma de volver
al orden establecido (al viejo sistema) era mantener las condiciones de
desigualdad de la distribución de la riqueza. Fue en ese momento que
entendieron que sin regiones periféricas que estuvieran al servicio de ellos no
podrían subsistir como clase hegemónica. Y al ver que estas regiones se
adaptaban mejor a las necesidades socio-económicas vieron la necesidad de
encarar la gesta de refundación de la Republica (como ellos la llamaban)
sometiendo a las regiones del sur y el norte. Como era antes de la pandemia,
pero ahora debía hacerse evidente debido al cambio de reglas.
En ese momento los cazadores fueron
los primeros que se dieron cuenta de la situación, acostumbrados a acosar a su
presa entendieron que iban a ser sometidos y la libertad que habían obtenido
con el nuevo orden, los lazos de comunidad que habían logrado se perderían ante
el sometimiento. Se refugiaron en la montaña organizando con parte del ejército
que estaba apostado en la región, desde antes de la pandemia, la resistencia.
No nos caracterizábamos por ser un pueblo guerrero pero la forma en que se establecieron
y las condiciones que nos impusieron nos hicieron reaccionar rápidamente.
Nuestro razonamiento era tan lógico como el
de ellos: teníamos las vidas
contadas y los invasores pretendían que nos las
rifáramos esclavizados a otros, conocíamos el terreno como nadie, todos los
pobladores: agricultores, granjeros, obreros, educadores, médicos,
constructores, entramos en la resistencia. Nuestra
actividad cultural no se vio interrumpida lo que favoreció la organización de
la resistencia mediante mensajes cifrados dentro de nuestras tonadas y poesías.
Como los conquistadores no entendían nuestra nueva forma de gobierno no se
opusieron a que mantuviéramos las nuevas costumbres de nuestro pueblo.
Ellos tenían aviación, artillería, pero la moral de sus
tropas no era del todo buena ya que también se jugaban su tercera vida y morir
por la ambición de otro no era una elección. Ser
soldado no tenía el significado de siglos atrás. Se sumaba el hecho que al pueblo al que debían sojuzgar era, hasta hacia algunos
años, compatriotas, gritaban por la misma selección de futbol, tenían
descendencia y parientes en común, idolatraban a las mismas bandas de música,
compartían un idioma común. Sobre eso trabajamos, yo como sociólogo
junto a psicólogos y comunicadores diseñamos una campaña que fue muy eficaz
para hacer desertar a los soldados. Casi no disparamos balas, no ha habido
bajas de ningún de los dos lados, no nos ha hecho falta luchar, creo que el
paintball era más peligroso que esta guerra. Solo en
los últimos días han comenzado alguna que otra escaramuza, pero la mayoría
tiramos tiros al aire, sin intención de matar a nadie, diría que hasta por
diversión. Hace unos días se pactó una tregua, organizamos partidos de
futbol entre los batallones, un campeonato de
truco (en el cual perdí la final ante dos cordobeses mentirosos, pero muy simpáticos
que nos ganaron con una falta envido con 22) también hubo guitarreada con
chivitos asados de por medio y unas cuantas damajuanas de patero.
Yo estoy escribiendo esto parapetado en el edificio
España, frente al Centro Cívico, según el último parte hay 100 soldados que habrían
rendido sus armas, alrededor de 50 habrían huido hacia los valles pre
cordilleranos. Hemos sitiado el centro cívico, en su interior el comandante en
jefe del ejército invasor, que no quiere dar el brazo a
torcer ha quedado atrapado resistiendo.
Nuestro comandante, un tucumano
que se quedó en la provincia enamorado de una jachallera, nos informó
que se le habría entregado un ultimátum. De no acceder a la rendición mañana
iniciaremos el último asalto. Yo ya estuve contagiado tres veces, soy uno de
los pocos casos que se ha recuperado. Pero nadie ha llegado a sobrevivir una
cuarta vez, la pandemia nos trajo desgracia, pero nos enseñó el valor de estar
unidos pues la muerte es inevitable, hay pueblos que no lo han entendido, se
empecinan en ver el mundo con los ojos del viejo sistema…
LA ETRNIDD DEL AMOR
El hombre me miró con ojos de
pasado, suspiró con estoicismo y me dijo: “no sé cómo paso”
Yo no sentí nada de compasión, el
sujeto parecía inofensivo, pero, por experiencia, sabía que esos eran los
peores. Lo tomé del antebrazo, le di vuelta y le puse las esposas. La mujer
yacía en el pasillo, sin vida, con un cuchillo de cocina en la espalda.
Antes de llevarlo al patrullero
el hombre giro, miró el cuerpo de su esposa y murmuró:” por qué me hiciste
hacer esto”
Sus palabras confirmaron mis
sospechas, me provocó repulsión y rabía. Le apreté el brazo con fuerza y le di
un pequeño empujoncito que lo hizo trastabillar. Al tipo no volví a mirarlo a
la cara.
CANSADO
Estoy harto de los puritanos
De esos que protestan
Como niños caprichosos
Que se quejan de los políticos,
De los pobres, de los vagos, de los extranjeros
De los homosexuales y las travestis
Me tienen los huevos llenos
Lo primero que dicen es:
Yo trabajo, pago mis impuestos
Como si eso fuera un logro
Es como decir
Yo no salgo de mi cueva
Estoy cansado
De aquellos que te tiran encima su supremacía moral
Su olor a perfume de imitación
A ropa de marca
A salidas a comer a fuera
A andar en bici de montaña
O salir a caminar con su botella de agua
Porque han tenido el culo aplastado
Todo el día en su trabajo
Ya no los quiero escuchar
Cacareando contra la inseguridad
Los delincuentes que te roban el celular
Para terminar, votando al bandido
Que mata de hambre a toda una población
Lo que más me cansa
Es escuchar como repiten lo mismo
Que dicen en la tv, los diarios, internet
No sé ya cómo enfrentarlos
Tal vez yo me equivoque y
La auténtica forma de vivir sea esa
Ser igual a todos, mantener el cuerpo
Bajo la línea de flotación
Pero me tienen cansado igual
Verlos aplaudir desde sus balcones
Verlos golpear sus cacerolas
Tan limpias y sin olor a comida
Me tienen cansado porque…
Tal vez yo hago lo mismo
Y estas palabras no son más que
Un lamento de mis propias limitaciones
Sin sentido
Pero por los menos
Quisiera escucharlos decir
¡Voy a vivir!
¡voy a amar!
¡Voy a dejar de odiar!...
Muérete
Fagocitando tus propios pensamientos
respecto a la descripción del entorno
un barrio periférico
con acciones formativas dirigidas
a enseñarte los cubiertos adecuados
el aderezo siempre un proyecto multinivel
Los aspectos generales de una investigación forense
papel clave será el nivel de inconsciencia de
lo que estás deglutiendo
El esquema de un marco contextual
carne picada para tus deseos alambrados
la palabra “contexto” puede prestarse a varias
interpretaciones
tus viceversas horneadas
los aspectos que se pueden incluir
dependiendo de su relevancia en cada caso
un instinto, una creencia implantada,
el sabor a la sangre de los pecados recetados
muérete
fagocitando esas ideas que nunca fueron tuyas
muérete comiendo tus propios sueños
Esta descripción es limitativa en tiempo
y espacio
tal vez sea la única forma
de seguir vivo
ELLA, TAN SUMISA...
Siempre accedía, él podía convencerla de casi cualquier cosa.
Su idea de amor era sumirse y acatar los deseos de su amado. Nunca dijo no,
salvo que él lo ordenara, ella pensaba que su vida era perfecta, que era la
mujer más afortunada del mundo y que su hombre era el mejor de la galaxia.
Su vida consistía en levantarse temprano, cantando, limpiar
la casa, lavar la ropa, hacer de comer, planchar la ropa, tener la ropa de
entrecasa lista para cuando él llegara del trabajo, vestirlo, hacerle el amor
siempre que el pidiera, aunque ella estuviese cansada.
Nunca se la escuchó quejarse por el trabajo o por él. En
verdad, era una mujer solitaria, aunque siempre estaba dispuesta a ayudar a
quien lo necesitara no tenía amigos, visitaba poco y nada a su familia y con
los vecinos había un trato amable pero no de cercanía o confianza. Su vida
giraba alrededor de él.
A la pareja solo le faltaba un hijo y aunque lo querían, él
decía que debían esperar a que se consolidara en su trabajo.
Él la llevaba a pasear una vez por mes al cine o a comer.
Ella salía sin él solo cuando iba al médico o a realizar un trámite ineludible.
Los vecinos los describían como una pareja normal, a ella
como a una mujer solitaria pero muy educada que sabia darse su lugar; a él lo
pintaban como un hombre dedicado a su trabajo, pero muy tosco a la hora de entablar
una relación de vecinos.
Pero un día llegó la crisis al país y ella se vio obligada a
salir a trabajar y todo cambio, el equilibrio que la pareja tenía comenzó a
perderse, ella estaba cada día más y más cansada.
Un día lunes la casa estuvo cerrada todo el día, al otro día
también y al tercero llegaron algunos compañeros de trabajo de él preguntando a
los vecinos si sabían algo porque en tres días no se había presentado a
trabajar y no había justificado su falta.
Al cuarto día llegó la policía y los familiares de la
pareja. De la casa salía un intenso olor a descomposición.
Él yacía en la cama con un puñal clavado en la espalda. A
ella jamás la encontraron, las malas lenguas dicen que se fue con un amante y
que tuvo medía docena de hijos. Algunas amistades del difunto dicen haberla visto
en las playas de Chile pasear con su novia de la mano…
Mario Marcelo Herrera
juancho tenia razón
La encontraron en su casa toda golpeada, su hermano al no responder su teléfono
la fue a buscar y la había encontrado tirada en la cocina de su casa. La mujer había
caído en coma producto de la golpiza que recibió. Los investigadores no tenían pistas,
en la casa no había señales de lucha, no faltaba nada y estaba cerrada por
dentro. Los familiares y amigos no tenían conocimiento de ninguna pareja o de algún
enemigo. La mujer trabaja en los archivos de la provincia y sus colegas daban
cuenta de una compañera educada y muy callada, dedicada a su trabajo. Luego de
quince días no había indicios y la señora seguía en coma.
Juancho, así lo conocen en los círculos esotéricos de la región, es un
hombre tímido pero muy sociable; agradable pero exasperante cuando se queda
mirando fijo a su interlocutor sin decir palabra alguna por largo tiempo, tiene
una forma de reír ambigua a veces parece cargada de simpatía, de aprobación y
otras veces da la impresión que se está burlando de los demás. La fama de sus
conjuros es muy bien conocida, toda la gente ambiciosa de la provincia le ha pedido
alguna vez un trabajo, toda la gente débil de la provincia le ha solicitado sortilegios,
adivinación y/o consejo. Para él trabajan tres ayudantes a quien llama
secretarios, su función es llevar registro detallado de los casos que trata, su
base de datos es un verdadero mapa socio biográfico de la provincia.
Debido al poco avance del caso los funcionarios comenzaron a ponerse
nerviosos, por un lado, estaba el sector mas conservador del pueblo que
reclamaba por la inseguridad y la poca efectividad de la justicia, por el otro
estaban los sectores progresistas que demandaban por la poca respuesta que se
le daba a un claro caso de intento de femicidio. Las autoridades presionaron al
magistrado que tuvo que reunirse con el fiscal y luego este con su secretario
para contactar a Juancho.
El secretario se conectó con el brujo y recibió un turno de atención a la
medianoche del día viernes en su casa de la capital situada en la intersección de
calle Caseros e Ing. Blanco. La reunión fue muy breve, el secretario preguntó y
Juancho respondió luego de observarlo fijamente con la sonrisa indescifrable.
A los dos días había sido atrapado el culpable, un matón de poca monta
integrante de la barra de un club de futbol, de profesión zapatero. Lo extraño
del caso era el móvil. Su declaración sorprendió a las autoridades judiciales. Juancho
también indicó dónde encontrar la prueba para incriminarlo y evitar que saliera
impune.
Los hechos que quedaron en una reserva estricta, según la declaración del
acusado, son los siguientes: el último día del mes pasado la víctima se hizo
presente en el domicilio del acusado para retirar unos zapatos que había dejado
unos días antes, la mujer en ese momento había manifestado que, sin querer, había
escuchado una charla del zapatero con su colega de tribuna referida a apretar a
un dirigente vecinal que estaba haciendo mucho ruido, la mujer preguntó que si él
hacia esos trabajos por dinero y que cuánto le cobraría por hacer uno para ella:
el zapatero se negó aduciendo que ella había escuchado mal, que era una broma
que se hacían a menudo con su amigo, que el era un hombre trabajador, pero
cuando la dama dijo un precio que implicaba cuatro ceros el barra de futbol no
pudo negarse y entonces preguntó quien sería el infortunado; para sorpresa del artesano
la mujer respondió: YO, con voz firme y sin titubear, el hombre espantado pidió
explicaciones, porqué, paraqué, de qué sirve, la mujer dio una explicación que el zapatero no entendió,
decía algo del tiempo que le había comido cuarenta años, que quería ser
lastimada, el zapatero le dijo que estaba loca y la señora le respondió que ya
lo sabia que no era una novedad y que no era el primero que se lo decía,
empezando por su madre, su padre, su hermano, su primer novio, su segundo
novio, sus compañeros de escuela; el zapatero se volvió a negar pero la fuerza
del dinero pudo más, y el día siguiente concertaron una cinta en una casa
abandonada; el tramite fue expedito el hombre le dio cuatro golpes que la mujer
resistió con asombrosa calma, el ultimo la terminó tirando al piso, ella se
levanto y exigió continuar con la tortura, el barra de futbol procuro no darle
en la cabeza y se negó cuando ella se lo solicitó pero en un movimiento
intencional de la dama su puño dio contra el maxilar provocando una nueva caída,
la mujer estaba grogui y el hombre se resistió definitivamente a seguir con el
castigo, entonces él esperó a que se repusiera y la llevo hasta su casa, la dejó
a un par de cuadras por petición de ella, al momento de bajarse del auto se
encontraba bien y con cara de resignación;
luego, confesó el zapatero, no pudo dormir pensando en la mujer, a los dos días
vio en las noticias que la habían encontrado tirada en su casa.
La policía no le creyó, cuando se le preguntó por el dinero, el zapatero manifestó
que lo había gastado inmediatamente en un regalo para su madre.
La mujer todavía no se repone, continúa postrada en coma, el verdadero
misterio para los participantes de la investigación quedó en cómo Juancho tenía
razón a cerca del victimario. Luego de un tiempo y cuando se comenzaba a
olvidar el caso, el secretario del fiscal pidió un turno a los secretarios de
Juancho para consultar por la enfermedad de su mujer, al finalizar la sesión el
hombre no se aguantó y le preguntó cómo había podido saber quién había molido a
golpeas a la mujer, Juancho respondió: las casas cerradas por dentro no pueden
ser abiertas por fuera, pero las personas encerradas en si mismas no pueden
abrirse desde dentro necesitan que algo o alguien las abra, las destrabe y a
veces eso suele ser muy peligroso…
MARIO MARCELO HERRERA