Presentación



Comencé a escribir en la década del ochenta, en el siglo pasado (dicho de esta forma repercute como un hecho ancestral); si bien manejo las nuevas tecnologías muy bien, siempre tuve la idea de que lo escrito debía publicarse en papel. Pero, todos los que han intentado lo saben, publicar no es fácil y mucho menos si uno vive alejado de los centros literarios. A pesar de haber participado en algunas antologías y revistas y haber ganado algún que otro concurso no creo que nada se compare al sentimiento de ser el protagonista de la tapa de un libro.

Pero más allá de delirios personales, de la lujuria de la fama y el egocentrismo tira bombas que cacarea la propia supremacía de su pensamiento, la pregunta motora de la escritura está ahí: ¿par qué se escribe? (por favor no piensen en la respuesta top de los escritores “para exorcizar fantasmas”).

Para responder la pregunta expuesta tomo como supuesto la idea de que uno escribe para otro (aunque a uno le apene lo que ha escrito, como a mí) y si es así lo que uno está tratando de hacer es de presentarse, de decir ¡“mírenme”!. Y puedo aceptar que ese “míerenme” puede estar dicho con la mayor humildad o la más pesada petulancia pero siempre se trata de decir” acá estoy”.

Tras los pasos de este razonamiento, un tanto errático, es que decidí salir a mostrar lo que he escrito durante tanto tiempo y decir mírenme acá estoy.

En cuanto al por qué escribo, es decir, esencialmente qué me ha llevado a elegir esta forma de presentación mi teoría es simple: escribir es una bella forma de pasar el tiempo.

Este es el pensamiento a seguir tras la creación de este blog el cual se ira desenvolviendo a medida que el tiempo transcurra.







La esquina

 

Parado en una esquina
encrucijada y angular
de ciudad alcalina
regalando el tiempo
al semáforo vigía
que interrumpe la locura
o habilita el frenesí
a los dos pies derechos.
La ciudad se ve grano de polvo
suspendido en el universo
donde el rectángulo salteado
se convierte en un abismo
habilitado a los zapatos cansados.
Parado en la esquina
la gente parece más amable
en el status de peatón
en el cual los doctorados no cuentan
a la hora de arribar
a la otro margen
solo basta evitar
el enfrentamiento directo
la mirada fija
el sueño
de mañana
de ayer o
aquel que jamás
se soñará.
Parado en la esquina
equilibrista de cordones
la vida se siente
con mayor necesidad
de ser vivida.
Parado en la esquina
los pasantes listos a flotar
sobre las teclas del asfalto
sonámbulos ignorantes
de las demás travesías.
Parados en una esquina.
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