Elástica, la mañana descremada
confirma la certeza con filo de espina
que los días son posibles gracias
a la magia de una cuantas leyes físicas
Azucarada, la mañana avanza
con la imperturbable cadencia
de dos enamorados bajo la cama
y un simple destino: disolverse
en las meridiana hora
de paso a la siesta.
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