Siempre accedía, él podía convencerla de casi cualquier cosa.
Su idea de amor era sumirse y acatar los deseos de su amado. Nunca dijo no,
salvo que él lo ordenara, ella pensaba que su vida era perfecta, que era la
mujer más afortunada del mundo y que su hombre era el mejor de la galaxia.
Su vida consistía en levantarse temprano, cantando, limpiar
la casa, lavar la ropa, hacer de comer, planchar la ropa, tener la ropa de
entrecasa lista para cuando él llegara del trabajo, vestirlo, hacerle el amor
siempre que el pidiera, aunque ella estuviese cansada.
Nunca se la escuchó quejarse por el trabajo o por él. En
verdad, era una mujer solitaria, aunque siempre estaba dispuesta a ayudar a
quien lo necesitara no tenía amigos, visitaba poco y nada a su familia y con
los vecinos había un trato amable pero no de cercanía o confianza. Su vida
giraba alrededor de él.
A la pareja solo le faltaba un hijo y aunque lo querían, él
decía que debían esperar a que se consolidara en su trabajo.
Él la llevaba a pasear una vez por mes al cine o a comer.
Ella salía sin él solo cuando iba al médico o a realizar un trámite ineludible.
Los vecinos los describían como una pareja normal, a ella
como a una mujer solitaria pero muy educada que sabia darse su lugar; a él lo
pintaban como un hombre dedicado a su trabajo, pero muy tosco a la hora de entablar
una relación de vecinos.
Pero un día llegó la crisis al país y ella se vio obligada a
salir a trabajar y todo cambio, el equilibrio que la pareja tenía comenzó a
perderse, ella estaba cada día más y más cansada.
Un día lunes la casa estuvo cerrada todo el día, al otro día
también y al tercero llegaron algunos compañeros de trabajo de él preguntando a
los vecinos si sabían algo porque en tres días no se había presentado a
trabajar y no había justificado su falta.
Al cuarto día llegó la policía y los familiares de la
pareja. De la casa salía un intenso olor a descomposición.
Él yacía en la cama con un puñal clavado en la espalda. A
ella jamás la encontraron, las malas lenguas dicen que se fue con un amante y
que tuvo medía docena de hijos. Algunas amistades del difunto dicen haberla visto
en las playas de Chile pasear con su novia de la mano…
Mario Marcelo Herrera

No hay comentarios:
Publicar un comentario