Presentación



Comencé a escribir en la década del ochenta, en el siglo pasado (dicho de esta forma repercute como un hecho ancestral); si bien manejo las nuevas tecnologías muy bien, siempre tuve la idea de que lo escrito debía publicarse en papel. Pero, todos los que han intentado lo saben, publicar no es fácil y mucho menos si uno vive alejado de los centros literarios. A pesar de haber participado en algunas antologías y revistas y haber ganado algún que otro concurso no creo que nada se compare al sentimiento de ser el protagonista de la tapa de un libro.

Pero más allá de delirios personales, de la lujuria de la fama y el egocentrismo tira bombas que cacarea la propia supremacía de su pensamiento, la pregunta motora de la escritura está ahí: ¿par qué se escribe? (por favor no piensen en la respuesta top de los escritores “para exorcizar fantasmas”).

Para responder la pregunta expuesta tomo como supuesto la idea de que uno escribe para otro (aunque a uno le apene lo que ha escrito, como a mí) y si es así lo que uno está tratando de hacer es de presentarse, de decir ¡“mírenme”!. Y puedo aceptar que ese “míerenme” puede estar dicho con la mayor humildad o la más pesada petulancia pero siempre se trata de decir” acá estoy”.

Tras los pasos de este razonamiento, un tanto errático, es que decidí salir a mostrar lo que he escrito durante tanto tiempo y decir mírenme acá estoy.

En cuanto al por qué escribo, es decir, esencialmente qué me ha llevado a elegir esta forma de presentación mi teoría es simple: escribir es una bella forma de pasar el tiempo.

Este es el pensamiento a seguir tras la creación de este blog el cual se ira desenvolviendo a medida que el tiempo transcurra.







LA NOCHE


 

Llega la noche hurtando el silencio

cómplice de arcaicos miedos

ataca la ventana y enciende viejos deseos.

La noche indulta Al cuerpo las perversiones

enfundadas en armaduras de sudor

la noche pone en marcha las máquinas

que fabrican sueños pret-a-porter

La noche ahoga miradas insomnes

y alberga especulaciones de vino y cerveza

La noche encadena las inseguridades al pie de la cama

y glorifica en rezo los anhelos cercados

por las señales del camino.

La noche puede matarnos

jueza, verdugo y sepulturero

sin que hayamos conseguido la salvación.

LA CARA CONTRA EL PISO


Vi al chico de diecisiete años en el piso, unos minutos antes me había arrebatado el celular, al escapar un vecino lo había reducido tirándolo al piso y apoyándole la rodilla en la nuca. El pibe me decía que no había hecho nada, que lo dejaran ir.

Vi a mi vecino, un hombre retirado del ejército, insultarlo de arriba abajo: “cállate maricón”,” no que sos tan machito para robar”, “ahora te pones a llorar como una nena”, y a la vez intercalar alguna frase dirigida al público que ya se estaba reuniendo: “la juventud de ahora no sirve, está rota”

Vi a la gente reunirse y también insultar al ladrón, cierto brillo en sus ojos delataba satisfacción de ver al pibe tirado en la calle la cara contra el piso.

Vi al chico nuevamente, lo conozco, es de la zona. El pibe ha vivido toda su vida en la calle, en su casa están su madre y sus cuatro hermanos. Dejó la escuela hace rato y se pegó al grupo de los vagos del barrio: esos que miran pasar todo, viven de changas o subsidios y, por qué no, uno que otro arrebato. A mí nunca me falto el respeto, más de una vez lo contraté para que me hiciera trabajos de limpieza en el fondo o en la vereda.

Por un instante se me ocurrió poner la cara contra el piso y ser el pibe chorro. Escuchar como todos me insultan: el gallego de la verdulería el mismo que me pagó un trabajo con verdura podrida, la vieja de la otra cuadra que explotó a más no poder la necesidad de trabajar de mi vieja, la maestra de en frente que vive de parte de enferma y está más sana que cualquiera, el milico que se cree la gran persona y la tiene encerrada a su mujer. Me doy cuenta que no puedo ponerme en su piel por qué esos reproches son más míos que de él; aunque el pibe los debe intuir, debe ver todas esas pequeñas y cotidianas perversidades, como sombras detrás de bambalinas.

Llega la policía, el agente me explica que tengo que hacer la denuncia, lo meten al móvil, el chico está resignado. Es menor de edad, se lo restituirán a la madre, yo iré a la comisaria, pero no haré la denuncia, recuperaré el teléfono y me iré a casa. Todo el barrio protestará por que entran por un lado y salen por otro y seguiremos alentando nuestras pequeñas miserias cotidianas. Lo cierto es que el ejercicio de ser el pibe chorro me dejó aún la sensación de tener la cara contra el piso.




INODOROS BLANCOS

 



En la cárcel de nuestras funciones más básicas

Los pantalones están clavados

Al escurridizo piso

Por dos piernas que piensan

La soledad humectando los azulejos

Recicla sueños-pesadilla

En la ignorancia de lo evacuado

Buscando el futuro en revistas viejas

Inodoros blancos, por qué blancos

Bajo el sol de verano

Ideas que se acolchonan en las toallas

perros ladrando a espectros espantados

Que pululan por los jabones y la crema dental

Ideas equilibristas en el borde

Del lavatorio posmoderno

Inodoros blancos, por qué serán blancos

Bajo el sol de verano

Ocultando nuestra fragilidad

En un campo sembrado

De rodillas peladas.

. Guía tentativa sobre las cosas que se deberían hacer para cuando pase la pandemia

Esta es una guía tentativa sobre las cosas que se deberían hacer para cuando pase la pandemia, no incluimos los consejos de ninguna organización mundial, tampoco de ningún ministerio de salud o galeno conocido.  Los puntos recomendados son los siguientes:

1- Lo primero que sugerimos es tener varias sesiones de abrazo-terapia con aquellas/os a quiénes no hemos podido abrazar durante todo el tiempo de cuarentena. Lo ideal es que se prolonguen en el tiempo, que no prescriban y vuelvan a ser un ritual. Para aquellos que consideren no tener con quien realizar la terapia, que se decidan a proponerlo a esa persona a quien nuca le confesaron los deseos de abrazarlo o a quien le negaron alguna vez los brazos... no abrasen por abrazar, respiren hondo y sientan la otra vida palpitar pegada a la suya...

2- Nuestra segunda recomendación apunta al sexo, si al sexo. Aconsejamos una sesión a conciencia ¿Qué quiere decir esto? deben hacerlo con los ojos abiertos mirando al otro, intentando hacer sentir al otro único, esencial. Dos cuerpos desnudos, que se brindan placer uno al otro, sin egoísmo, sin buscar el propio placer de eyacular por eyacular, debe devolvernos la humanidad perdida y rescatar al otro como una forma de rescatarnos a nosotros mismos. Quien no tenga una persona para realizar este paso le urgimos a que busque un cuerpo dispuesto a sanar heridas y de no lograrlo apuntamos a que refuerce los otros consejos 

3-Nuestra tercer recomendación es propedéutica: tiene que ver con que debeos comenzar a oír mas que a hablar, a intentar entender antes que prejuzgar, a valorar antes que despreciar. Es importante no saltearos este ítem, pues de esto depende el ahogamiento de nuestro egoísmo existencial ¿Cómo podremos mejor nuestro mundo social sino escuchamos al otro? Por supuesto debemos olvidar lo que nos han enseñado: nuestra vida no depende solo de nosotros mismos, no podemos ver la realidad desde la vereda de enfrente, jamás estamos del otro lado, somo parte del problema y de la solución por acción u omisión 

4- Plantar un árbol, la tierra no nos pertenece, nuestro propio cuerpo le servirá de abono, plantar un árbol, una flor, cultivar nuestro alimento, es buen ejercicio pensar que hace cinco siglos la tierra que pisamos no era nuestra  ni de nadie y que dentro de cinco siglos mas tal vez nadie pueda reclamarla.

5- Hacer un nuevo amigo de cualquier condición, nadie te pertenece pero uno puede formar parte del otro, somos fragmentos de memoria, la única eternidad a la que estamos adscriptos, una inmortalidad efímera pero honrosa

6-Sentarce con una cerveza (léase cualquier bebida que gusten)junto a los viejos y nuevos amigos a dejar pasar el tiempo mirando como el mundo se estrella en sus contradicciones. 

7-Amar sin restricciones, dejemos los recortes para los economistas y sus quimeras

8-Vivir superando los miedos, siempre nuestros temores son prescritos, alguien con malicia, en una oficina oscura nos los recetó con la autoridad del amo que se sienta a la sombra de un árbol a ver como trabajan sus esclavos

9-Cultivar la paciencia, si bien no es una planta es una buena medicina contra nuestra propia estupidez de creer que los demás son estúpidos y nosotros somos ese ser especial que vive en el país de nunca jamás 

10- Pueden seguir estos consejos en orden o desorden, pueden no seguirlos (creyendo en una forma de libertad libre que los habilita a ser dueño de todos y todas), pueden cumplirlos parcialmente o imparcialmente, pero de lo que deben estar seguros es de que los barbijos no aseguran la inmunidad y lavarnos las manos no salvaguarda nuestra vida ni la de los seres que amamos  


Oscuridad

 



Las luces salpican el parque y lo visten de lunares, diferentes tonalidades de negro compiten como en un concurso de belleza: el negro alquitrán debajo de un arbusto, la antracita detrás de una estatua, el negro asfalto en el codo de una calle interna, el negro azabache sobre la copa de los árboles, el negro azulado en el cielo casi invisible y el negro betún con la brea mezclándose entre los troncos del bosque. Una mujer joven espera en un banco con las manos entrelazadas, como si estuviera rezando. Hay poca gente en el gran espacio verde. A fuera del parque, como si hubiera otro universo, los autos y su frenesí de bocinas intolerantes, los colectivos trasnochados y la gente corriendo a su casa para ganar un minuto de descanso, porque mañana será otro día de trabajo.

La joven mira hacia un lado y hacia otro, de repente, entre los retazos de oscuridad emerge un joven, camina rápido, se dirige a donde está la mujer. La muchacha se pone de píe y da dos pequeños pasos en dirección del hombre, al encontrarse se toman de las manos, acercan sus rostros y se dan un beso. Se quedan inmovilizados por un instante, se miran con mucha ternura, algo están diciéndose, pero es un secreto porque hablan muy bajo.

Ella busca en su bolso… saca un arma, apunta y dispara. El joven cae al piso, no se mueve, ella lo observa por tres segundos, guarda el arma y se pierde entre el betún y la brea.